Una canta, la otra no

Agnès Varda dirigió en 1976 una película suavemente feminista: ‘Una canta, la otra no’, que planteaba la vida de dos amigas con distinto grado de ‘concienciación’, palabra muy trajinada en la época, respecto al tema.

La película no fue un hito en la historia del cine europeo, pero su título me vino a la cabeza ayer al leer en la prensa amiga el artículo de Manoliño Rivas, ‘Los herejes’. He aquí sus dos primeros párrafos:

«Un juez ha ordenado la expulsión de los estrados de la Audiencia Nacional de una abogada que se cubría el pelo con un pañuelo, a la manera musulmana.

No sabemos si habría tomado la misma decisión en el caso de que la letrada fuese una monja con su toca y hábito. Seguramente sí. Tal vez sí. Tal vez no.»

Léanlo otra vez, porque es una obra maestra del pensamiento socialdemócrata, en su labilidad y delicuescencia. Parecía una analogía razonable: dos mujeres que profesan religiones distintas se cubren la cabeza con alguna clase de tejido. Fue en este estadio de primera impresión cuando traté de pensar qué me incomodaba en la analogía del ideólogo de ‘Nunca mais o poucas veces, iso depende’. Y me vino a la cabeza el título de Varda: ‘Una canta, la otra no’.

Hace ya bastantes años que uno es descreído hasta en su ateísmo, pero hay una diferencia entre las religiones que representan las mujeres de las fotos. El hecho de no creer en ninguna de las dos no me permite la equidistancia: Una de ellas es compatible con la sociedad de libertades en la que me gusta vivir, la otra no. Una de ellas es compatible con la igualdad de las mujeres, la otra no. En una de ellas, los obispos pueden excomulgar, apartar de la Iglesia a aquellos de sus fieles que no siguen sus reglas, pero no pueden encarcelarlos como en la otra. Sólo en las sociedades islamistas se cuelga a los homosexuales de las grúas y se lapida a las mujeres adúlteras. ¿Qué sería de nuestras analogías y metáforas si tuviésemos en cuenta los hechos sórdidos que nos las deslucen?

La diferencia entre las mujeres de las fotos respecto a sus respectivos hábitos es la voluntad. Las monjas se ponen las tocas porque quieren, las musulmanas porque las obligan. Nada tiene que ver el hecho de que algunas de ellas lleven el ‘hijab’ de buen grado. Cuando empezaron a ponérselo, nadie les preguntó si querían o no.

Nadie obliga a una monja a ponerse el hábito. Nadie la reprime por no hacerlo. Hace exactamente un mes que una mujer marroquí embarazada sufrió una brutal paliza a manos de un matrimonio de compatriotas suyos a la puerta del colegio al que había ido a esperar a su hijo, mientras le gritaban: «Tú te mereces estar en un puticlub».

No eran familiares -y qué si lo fueran -sino dos buenos musulmanes cabreados al ver a una de las suyas sin el velo islámico. Saadia, que así se llama la mujer, embarazada, abortó unos días más tarde como consecuencia de la paliza. Su marido prefiere dejarlo correr, no quiere líos. Estos pequeños detalles no le han cabido a Manolo en su columna. No ha escrito sobre el asunto. Su escándalo ante la religión que nos queda más cerca, con sus Roucos y sus excomuniones no permite a nuestros progres abrir la boca sobre el islamismo. Las caricaturas danesas. Acojonan, ¿eh?, que decía el buen marqués de Leguineche en ‘Patrimonio Nacional’. Yo tengo oído en una tertulia a Margarita Sáenz Díez una relativa defensa del islamismo: «¿Y las cruzadas?», preguntó con su rintintín y hasta su cabo Rusty. Esa era la clave del asunto. Hay que remontarse al siglo X para encontrar una Iglesia Católica comparable al Islam de hoy.

Manoliño puede cantar las cuarenta una vez al mes a la jerarquía de la Iglesia Católica. Rouco o Martínez Camino, pongamos por caso. ¿Se atrevería a publicar un artículo equiparable sobre un Ayatollah? Ni siquiera digo en Irán, aquí mismo. Venga, artista, no te arrugues, que tú puedes.

Publicado por Santiago González  en su blog

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¿Puede ceder la fe ante el discurso racional?

Sólo en los últimos años, nuevos libros escritos con el explícito objetivo de cuestionar las creencias religiosas de la gente han vendido millones de ejemplares en todo el mundo. Especialmente The god delusion (El espejismo de Dios), de Richard Dawkins, ha sido traducido a numerosos idiomas, incluyendo el árabe, despertando una gran controversia sobre la naturaleza y la plausibilidad de la fe.

El objetivo de minar la fe mediante el discurso racional, sin embargo, parecía chocar con supuestos básicos de la sociología y la psicología religiosa; pues se presuponía corrientemente que las creencias religiosas eran demasiado significativas, valoradas y permanentes en la vida de las personas como para resultar erosionadas por argumentos racionales ocasionales.

Shariff, Cohen y Norenzayan (1) realizaron en 2008 un trabajo muy interesante con estudiantes de la Universidad del Estado de Arizona que cuestiona estas suposiciones. A los sujetos consultados, con variable afiliación religiosa, se les expuso a un texto del etólogo Richard Dawkins criticando el argumento del diseño con argumentos evolucionistas y después se intentó medir el impacto obtenido sobre las creencias religiosas explícitas («Me considero una persona religiosa») e implícitas («Existen los ángeles»).

Los resultados mostraron una eficacia sorprendente de los argumentos racionales a la hora de disminuir las creencias religiosas. Aunque, por supuesto, estos resultados podrían no ser muy duraderos, teniendo en cuenta que la mayoría de las personas se encuentran habitualmente muy expuestas a los argumentos pro-religión dentro de sus comunidades.

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(1) Shariff, Azim F.A.; Cohen, Adam B.; ANorenzayan, Ara. 2008. The Devil’s Advocate: Secular Arguments Diminish both Implicit and Explicit Religious Belief. Journal of cognition and culture, Volume 8, Numbers 3-4, 2008 , pp. 417-423(7)

PUBLICADO POR EDUARDO ROBREDO ZUGASTI EN REVOLUCIONNATURALISTA

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El día de la blasfemia

El día Internacional de Blasfemia es una campaña que persigue establecer el 30 de septiembre como día para promover la libertad de expresión y para levantarse en un espectáculo de solidaridad a favor de la libertad para desafiar, criticar y satirizar la religión sin miedo a ser asesinado, juzgado o represaliado. El evento fué creado como una reacción contra aquellos que persiguen la retirada del derecho a satirizar y criticar un conjunto particular de creencias a las que se les ha concedido un status privilegiado sobre otras creencias.

El día de la blasfemia

Center for Inquiry

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La autonomía como valor universal

La autonomía individual, definida provisionalmente como la capacidad de resistir ante las autoridades locales y las convenciones de la cultura, es un axioma de la Ilustración y casi un valor sagrado de la cultura individualista. Sin autonomía, el ser humano viviría una perpetua «minoría de edad» bajo las autoridades despóticas de la tradición, la costumbre o la familia. Pero según los críticos, desde Durkheim a Marx o Dumont, la autonomía no es tanto un valor universal cuanto que una disposición fuertemente cultural y quizás eurocéntrica. Hoy la discusión continúa, pero es preciso tener en cuenta nuevas evidencias científicas.

El psicólogo Charles Helwig (1) y su equipo han trabajado con niños en China y Canadá y considera que existen disposiciones universales, como la necesidad de autocontrol personal y el disgusto por el daño a los demás, que moldean el desarrollo moral muy por encima de los valores culturales locales. Incluso si los niños viven en sociedades autoritarias -como la China comunista-, las disputas en torno a las decisiones personales (como qué ropa llevar o con qué amigos tratar) son totalmente corrientes así como las preferencias por el gobierno democrático (2). Según otro trabajo de Mi Chen, de la Universidad de California, «los adolescentes chinos muestran deseos de libertad, independencia e individualidad muy similares a los adolescentes de diversas procedencias étnicas de los Estados Unidos».

7 de cada 10 participantes en el trabajo de Helwig consideran que el razonamiento es una «muy buena» técnica disciplinaria. Otro dato interesante es que los niños occidentales y orientales aceptan la disciplina basada en provocar sentimientos de verguenza, pero la critican crecientemente durante la adolescencia y a medida que maduran. En el desarrollo moral, la autonomía cuenta.

En apariencia, estas conclusiones no relativistas contrastan con las ideas de otros científicos sociales, como Markus y Kitayama (3), que -en la tradición de Louis Dumont y su crítica de la «ideología económica»- critican lo que consideran prejuicios individualistas occidentales que impiden un correcto entendimiento de las sociedades orientales. Según Kitayama «La autonomía es un objetivo principal del desarrollo en algunas sociedades pero no en otras» y «no debería ser entendida como un valor inherentemente superior».

Por supuesto, las condiciones de opresión no dejan de existir pese a que la justicia y la búsqueda de autonomía se consideren prefrencias prácticamente universales. Allí donde las situaciones culturales o políticas generan conflictos de interés entre grupos, donde existe un acceso desequilibrado a los recursos (entre padres e hijos, maridos y esposas, etc) la oposición puede presentarse bruscamente o bien bajo una forma más subliminal e indirecta. De acuerdo con un estudio de Elliot Turiel (4) con matrimonios de una comunidad árabe en Israel, la mayoría de las mujeres que consideraban injusta su situación de desigualdad la toleraban únicamente para evitar el emprobrecimiento derivado del abandono o el divorcio.

El mismo Turiel ha hecho una importante aportación a los estudios morales al destacar que las normas morales poseen un estatuto psicológico especial que las distingue de otro tipo de normas y convenciones relacionadas con las autoridades locales (como la familia, los jefes o los sacerdotes). Actuar moralmente no significa seguir las normas familiares: «Los individuos a menudo toman iniciativas para ir en contra, o para intentar cambiar, condiciones sociales existentes sobre la base de lo que es moralmente correcto o incorrecto».

En contra de los supuestos holistas, estos estudios empíricos sugieren que los individuos de todas las culturas poseen opiniones críticas y que los niños de todas partes valoran la autonomía y disputan con las autoridades locales cuando estiman que estas toman decisiones injustas, incluso con independencia del régimen político en que viven.

– Por Eduardo Robredo Zugasti (eduardo.robredo@terceracultura.net)

Referencias

(1) Charles C. Helwig. 2009. The development of reasoning about different types of parental discipline practices in Mainland China and Canada: Developmental and cultural processes. Jean Piaget Society meeting. June 6. Park City, UT

(2) Charles C. Helwig, Mary Louise Arnold, Dingliang Tan y Dwight Boyd. 2007. Mainland Chinese and Canadian adolescents’ judgments and reasoning about the fairness of democratic and other forms of government. Cognitive Development, v22 n1 p96-109

(3) Hazel Rose Markus y Shinobu Kitayama. 1994. A Collective Fear of the Collective: Implications for Selves and Theories of Selves. Personality and Social Psychology Bulletin, Vol. 20, No. 5, 568-579

(4) Elliot Turiel y Serena Perkins. 2004. Flexibilities of mind: Conflict and culture. Human Development 47(May-June):158-178.

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A la hora de obedecer a la autoridad, las convicciones morales y las religiosas llevan a caminos distintos.

Autor: David Di Salvo
( en N e u r o n a r r a t i v e)
Traducción: Alex Mestre

Uno de los temas más recurrentes en las discusiones políticas es la influencia de las creencias religiosas ante el Gobierno. Se acostumbra a asumir que un alto nivel de religiosidad es sinónimo de alto nivel de convicción moral – comúnmente se considera que ambos términos van cogidos de la mano. Por lo tanto, si la actitud de alguien hacia la autoridad gubernamental está influenciada por su religiosidad, debiera lógicamente ir acompañada de sus convicciones morales. La influencia debería ser pareja.

¿Es esto cierto?

Un nuevo estudio aparecido en Psychological Science ha investigado como la religiosidad y las convicciones morales afectan a nuestras actitudes respecto a la autoridad. Una encuesta sobre una muestra representativa de 727 ciudadanos norteamericanos con edades comprendidas entre los 19 y los 90 años ha tratado de determinar el grado de confianza o de desconfiada de la gente ante las decisiones tomadas por la Corte Suprema de EEUU (como por ejemplo la eutanasia). La muestra abarcaba un amplio espectro socioeconómico y educativo.

Los parámetros evaluados en la encuesta incluyeron :

  • Apoyo o rechazo al «PAS» (Physician Assisted Suicide), eutanasia.
  • Grado de apoyo u oposición (para calibrar extremos)
  • Nivel global de convicciones morales
  • Confianza en la Corte Suprema a la hora de tomar decisiones con relación al PAS
  • Periodo de tiempo para dar una opinión sobre el grado de confianza en la Corte Suprema (para revelar el grado de emoción visceral en relación a esta opinión; cuanto más emotivo = menos tiempo)
  • Nivel global de religiosidad

Esto fue lo que los investigadores hallaron : Primero, cuanto más fuerte el grado de convicción moral en un sujeto, menos confianza tienen en la Corte Suprema a la hora de pronunciarse sobre el PAS. De manera inversa, cuanto más alto es el nivel de religiosidad de un individuo, más legitimidad da a la Corte Suprema en su pronunciamiento sobre este tema tan sensible.

Para ser claros sobre esto – los resultados sobre convicción moral fueron exactamente los opuestos a los religiosos.

Además, cuanto mayor es la convicción moral de un individuo, más rápidamente responde a la pregunta en cuestión, indicando una reacción visceral en lugar de otra más ponderada. Asimismo, cuanto mayor es el grado de religiosidad, más rápidamente se pronuncia el encuestado sobre su nivel de confianza. Igualmente, en el caso de tener ambos niveles de convicción moral y religiosidad, las respuestas fueron significativamente viscerales.

Por lo menos dos implicaciones significativas se pueden sacar de este estudio. En primer lugar, se encuentra típicamente asumido que la religiosidad y la convicción moral son parecidas, y no lo son. La convicción moral en este estudio estaba muy relacionada con el recelo hacia la autoridad legítima y establecida, mientras que la religiosidad tiende a hacer creer en el orden establecido.

En segundo lugar, los individuos con convicción moral no se limitan meramente a «reaccionar» ante decisiones en las que no están de acuerdo. En lugar de ello, está claro que ellos no confían que la autoridad legítima sea infalible en sus decisiones. Su reacción es la proyección de una convicción que está fuertemente interiorizada.

A mi modo de ver, el aspecto crucial que este estudio no aborda lo suficientemente bien es el lugar donde tanto la religiosidad como la convicción moral se superponen. Presumiblemente, el grado de convicción moral siempre sobrepase al de religiosidad en actitudes hacia la autoridad (como mínimo así lo indica el estudio) – pero también es posible que la religiosidad tenga un efecto moderador sobre la convicción moral en algunos casos. Hubiera sido útil que este aspecto estuviera más trabajado; a pesar de todo los resultados son significativos.

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Investigan a las televisiones musulmanas de Reino Unido por financiar la compra de armas

El organismo regulador de la televisión británica investiga si las cadenas musulmanas del Reino Unido financian ilegalmente la construcción de mezquitas y madrazas en los países islámicos. Una persona ha sido detenida, por usar fondos benéficos para comprar armas y ocultarlas en escuelas islámicas

publicado en LIBERTAD DIGITAL

Según desvela Daily Express, canales como Channel S, ATN Bangla, Blanga TV o Iraq TV, podrían haber aprovechado sus plataformas por satélite para recaudar fondos ilegalmente, durante la noche del Ramadán. Según desvela el diario británico, habrían alcanzado las 100.000 libras por noche, que invertirían en construir madrazas y mezquitas fuera de las islas británicas.

Los fondos estarían destinados a organizaciones situadas en Pakistán y Bangladesh, cuyo historial financiero deja algunas dudas para el organismo que vigila la TV británica (Ofcom),  y quiere revelar a qué van destinadas las sustanciosas cantidades transferidas al extranjero.

Las actuaciones de la organización Green Crescent, dieron la voz de alarma a la Policía británica. Alegaban destinar el dinero a fines benéficos, pero se desveló que también servían para reunir armas en una escuela islámica de Bangladesh. A consecuencia de ello, el jefe de la Stockport fue detenido.

Estas televisiones hacen continuos “maratones solidarios” en los que piden a los espectadores musulmanes donaciones, en diferentes idiomas. La reciente época del Ramadán ha aumentado estos shows televisivos que llevaron a las televisiones a recaudar sumas astronómicas.

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