Para comenzar: Algunos datos fundamentales sobre el humanismo secular

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Durante los últimos años, es creciente el número de personas que ya no se identifican en el mundo como “creyentes” o afiliados a algún grupo religioso en particular. Este proceso que se ha llamado de secularización no tiene únicamente un significado negativo, no consiste sólo en dejar vacías las iglesias, también está asociado con la formación de nuevas identidades y comunidades humanistas.

Un propósito fundamental del Foro de Humanismo Secular es estudiar y dar a conocer públicamente estas nuevas identidades.

La demografía del secularismo

La demografía de la increencia es algo difícil de cuantificar, debido a diferencias de interpretación en torno al significado de términos como “ateo”, “agnóstico” o “no creyente” en la literatura científica. Sólo recientemente (Lee, 2012) se ha originado un debate académico específico sobre esta cuestión.Sabemos, no obstante, que los no creyentes son numerosos en el mundo. Algunas estimaciones sitúan el número de personas que se definen como no religiosos en más de 1.000 millones. De acuerdo con los cálculos de Phil Zuckerman, los no creyentes constituyen conjuntamente el 4º grupo más grande del mundo, sólo superados por cristianos, musulmanes e hinduístas. Globalmente, de acuerdo con estas mismas estimaciones, los ateos son 58 veces más numerosos que los mormones, 41 veces más numerosos que los judíos, y el doble de los judíos. Por otra parte, sabemos también que la religión está declinando en las naciones posindustriales durante los últimos años, incluso en los EE.UU, dónde el porcentaje de “no afiliados” se ha doblado desde 1990.

 

Mapa de ateos y agnósticos en el mundo

 

Población mundial no religiosa

En España, el porcentaje de ateos y no creyentes es homologable al de las demás naciones occidentales. Hasta uno de cada cinco españoles se declara ateo o no creyente, según una encuesta del diario Público. Por otra parte, las encuestas oficiales del CIS elevan el porcentaje de ateos hasta el 9% y el de no creyentes hasta el 16%.

Prejuicios, amenazas y discriminación contra no creyentes

Los prejuicios sociales contra los no creyentes tienen sin duda una raíz arcaica, pero también sobreviven en las sociedades más secularizadas del siglo XXI, especialmente allí donde la religiosidad popular es más fuerte. Hay que tener en cuenta que lo que podríamos llamar «tolerancia irreligiosa» (es decir, la tolerancia hacia aquellos que no profesan ninguna religión) es un fenómeno reciente incluso en las sociedades de mayor tradición democrática. John Locke, uno de los fundadores del pensamiento liberal moderno, defendía todavía en 1689 que los ateos “no deben ser tolerados de ningún modo”.

Un reciente estudio (Gervais et al., 2011) reveló que, en EE.UU, los ateos soportan prejuicos sociales más fuertes que los homosexuales, las feministas, los judíos o los musulmanes. Dado que estos prejuicios se sustentan habitualmente en la desconfianza, algunos científicos sociales (Gervais, 2011) sugieren que hacer el ateísmo socialmente más visible de hecho reduce los prejuicios contra los ateos.

En España carecemos, que nosotros sepamos, de estudios similares.

A pesar de las protestas relativamente frecuentes de algunos líderes religiosos contra el laicismo, las sociedades secularizadas son precisamente las que muestran un mayor grado de tolerancia religiosa y un menor grado de hostilidad social contra los creyentes. Sin poner en duda la realidad de las persecuciones religiosas en distintas latitudes del planeta, las conclusiones de una encuesta Pew entre 2006 y 2009 no avalan en ningún caso que vivamos en Europa bajo un “laicismo agresivo”.

Por el contrario, las discriminaciones y prejuicios contra los seculares son hechos frecuentes y no suficientemente conocidos, incluso en la Europa occidental. Recientemente, la Federación Humanista Europea, que reúne varias asociaciones seculares de toda Europa, presentó una queja formal ante una comisión de la Unión Europea para lamentar el trato de favor que siguen recibiendo las asociaciones religiosas. La pobre representación de los ciudadanos que no profesan creencias religiosas en los órganos de la unión política europea es un hecho reseñable, teniendo en cuenta que sólo un 52% de los europeos afirma creer en Dios (Eurobarómetro 2005) y que el 46% piensa que la religión posee un peso excesivo en la sociedad (Eurobarómetro 2007).

Otras asociaciones, como la Plataforma del Parlamento Europeo para el Secularismo, velan en los últimos tiempos por conseguir un trato igualitario de creyentes y no creyentes.

En todo el mundo, incluyendo también algunos países europeos, las leyes que aún penalizan la blasfemia o la apostasía siguen constituyendo fuertes amenazas específicas contra los no creyentes. Roy Brown, presidente de una asociación humanista internacional, advierte en este sentido de que «Los no creyentes están sujetos a sanciones legales que incluyen la pena de muerte por su increencia. Están en un peligro tan grande sino superior al de los creyentes en demasiadas partes del mundo.»

Asimismo, han de recordarse aquí las amenazas y fatwas dirigidas contra la activista de derechos civiles Ayaan Hirsi Ali, el profesor de filosofía Robert Redeker o el escritor Salman Rushdie. En estos y otros casos similares queda patente que, junto con la libertad religiosa, la libertad para abandonar la religión debe merecer un reconocimiento como derecho humano universal.

El secularismo organizado

Secularismo organizado” (Laïcité organisé) es un término acuñado en Francia y Bélgica para designar a “aquellas organizaciones que proporcionan apoyo moral a ciudadanos ateos, agnósticos, humanistas, librepensadores, irreligiosos o no confesionales”. El secularismo organizado, poco desarrollado en España, es un hábito normal en varios países de Europa. Para poner algunos ejemplos, en Noruega la principal asociación humanista cuenta con más de 80.000 afiliados, y hasta el 17% de los jóvenes toman parte anualmente en una ceremonia de confirmación civil (borgerlig konfirmasjon). En Alemania y varios países de la europa del este, más de la mitad de los jóvenes aún participan en ceremonias laicas similares (jugenweihe). En Islandia, el año pasado acudieron a un evento secular alternativo a la misa luterana el 20% de los parlamentarios, durante la sesión de apertura del parlamento. En Harvard existe una capellanía humanista, organizada por Greg Epstein, y durante los últimos años proliferan grupos similares en distintas universidades de todo el país.

Algunas de estas ceremonias laicas pueden parecer exóticas en un país con escasa tradición y cultura laica, como España, pese al hecho de que el matrimonio civil desbancó al religioso en 2010.

En resumidas cuentas, el secularismo organizado no es otra cosa que la unión voluntaria de las personas seculares en redes sociales de apoyo. Resulta obvio que dejar atrás las creencias sobrenaturales no implica un rechazo de las necesidades sociales más corrientes, y que las personas seculares conservan intacto el derecho a disfrutar de una vida social participativa y solidaria.

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