Un puente entre creyentes y no creyentes
Publicado en Tercera Cultura
Recientes “tweets” de dos de los principales líderes religiosos del planeta muestran actitudes bastante distintas sobre la relación entre religión y comportamiento moral. El 21 de diciembre la cuenta oficial del papa Benedicto XVI publicaba el siguiente mensaje: “Cuando niegas a Dios, niegas la dignidad humana. Quien defiende a Dios, está defendiendo al hombre”. El decimocuarto Dalai Lama publicaba, por su parte, este breve texto (en inglés) el 26 de noviembre: “Siempre intento compartir con otros la idea de que para convertirse en compasivo no es necesario convertirse en religioso”.
La opinión del líder budista está mejor alineada esta vez con la ciencia de las creencias. El suelo común por el que transitan creyentes y no creyentes no está en el “atrio de los gentiles” sino en la psicología común de la religión y el ateísmo, según la interpretación que hacen los autores de un estudio experimental dirigido en la universidad de Missouri, y publicado en Personality and social psychology bulletin.
De acuerdo con el autor del trabajo, Kenneth Vail “las visiones del mundo de los ateos y creyentes religiosos poseen el mismo objetivo (…) ambos buscan una visión del mundo coherente para tratar con el miedo a la muerte y enlazarse a sí mismos con una entidad más grande e inmortal, tales como un ser supremo, el progreso científico o la nación” Y añade: “Si las personas fueran más conscientes de esta similitud psicológica, quizás podría haber más entendimiento y menos conflictos entre grupos con diferentes creencias”.
Distintos trabajos de científicos cognitivos habían hallado previamente que los estímulos que recuerdan a la muerte son capaces de incrementar la religiosidad implícita de las personas, o hacer que se incremente su propensión a aceptar explicaciones creacionistas en lugar de las evolucionistas. El nuevo estudio, en cambio, no ha hallado “ateos en la madriguera”, es decir, no ha podido constatar que los ateos incrementen su presunta religiosidad implícita, ni tampoco su hostilidad contra otras creencias, cuando se enfrentan con recordatorios de la muerte en las condiciones del experimento.