Por qué no es viable un universalismo absoluto

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Trascender los límites solidarios del pequeño grupo, para que toda la humanidad y quizás todos los seres dotados de conciencia, queden incluídos dentro de un “círculo extendido” moral, es tal vez la gran aspiración del secularismo moderno.

Sin embargo, lograr este objetivo tropieza con una dificultad importante que la ciencia está ayudándonos a comprender mejor: los recursos morales son limitados porque dependen de la naturaleza evolutiva de nuestros cerebros.

Adam Waytz resume el caso a favor de un universalismo limitado: la idea de una empatía para todos ignora los límites de la psicología humana.

Un problema básico es que la empatía parece ser un “juego de suma cero”: si eliminamos del todo el odio hacia otros grupos, también podríamos terminar eliminando el amor hacia el propio grupo, debido a que ambos tipos de lealtades sentimentales evolucionaron a la vez en el ambiente adaptativo ancestral. El amor hacia el grupo resultó seleccionado porque permitía a nuestros antecesores defenderse eficazmente frente a amenazas externas.

Ahora bien, está claro que la desconfianza instintiva hacia los extraños no siempre es racional ni “adaptativa”, particularmente en sociedades de gran escala. De hecho, este “etnocentrismo” se puede superar, pero hacerlo es costoso, ya que necesitamos movilizar las partes de nuestro cerebro que controlan el pensamiento deliberativo: “la compasión completa requiere control inhibitorio (regular nuestras propias emociones para distinguirlas de las emociones de otras personas), auto-reflexión, atención dirigida al exterior y reconocimiento del sufrimiento de otra persona”. Estas facultades están al alcance de nuestro cerebro, pero también se cansan y agotan con más facilidad que las emociones instintivas.

Debido a que no disponemos de una “empatía universal” de serie Waytz sugiere que escojamos entre las mejores opciones utilizando métodos de análisis más sistemáticos pero teniendo en cuenta que los recursos morales son limitados. En el proceso, quizás hallemos que unos valores son más universales que otros en la medida en que contribuyen de diferente forma al propósito de maximizar el bienestar y la felicidad.

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