Rituales en la era secular, desde California

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Buena parte de los beneficios sociales e incluso de salud asociados a la religión tradicional probablemente van más allá de las creencias y tienen más que ver con la organización ritual y la experiencia colectiva de pertenencia. Los rituales permiten afianzar los lazos sociales y las redes de solidaridad, particularmente en tiempos críticos de transición social e individual.

Distintos indicadores muestran que la secularización no se ha detenido en los países occidentales. Las personas que no se identifican con ninguna religión en particular constituyen hoy el grupo demográfico en mayor auge, incluso en excepciones aparentes como Estados Unidos –tal como muestran los últimos datos.

Sin embargo, no tener una religión no elimina la necesidad de los individuos de participar en experiencias comunitarias que den sentido a sus vidas, y de ahí el surgimiento inevitable de sustitutos seculares de roles e instituciones tradicionalmente asociadas con la religión, incluyendo la organización de ritos.

Aparecen incluso nuevas empresas especializadas en el diseño de ritos a la carta para la vida moderna, como los californianos de Ritual Design Lab creado por Kursat Ozenc y Margaret Hagen, capaces de diseñar ritos por encargo para individuos y organizaciones, con Microsoft entre la cartera de sus clientes: “Nos cuentas tu problema. Te hacemos un ritual”. Aunque los creadores son personas religiosas, o al menos “espirituales”, sus diseños están abiertos a una audiencia fuertemente tecnológica y secular. Como resumen en The Atlantic: “para una persona que deja una religión institucionalizada, puede ser psicológicamente más sencillo participar en el Día Nacional del Desenchufado” que observar el Sabbath”.

Algunos críticos señalan que este tipo de propuestas son más bien sucedáneos destinados a fracasar, debido a que separan los rituales organizativos del contexto moral y espiritual al que originalmente se adscriben dentro de tradiciones milenarias. Por otra parte, las personas sin religión mantienen una necesidad primordial de pertenencia y sentido comunitario, por lo que el debate sobre los nuevos rituales promete ser duradero.

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