La COPE Sin Mí (Nuevo Récord)

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Extraido de «Por la boca muere el pez»

Poco he durado en el rebaño de la COPE: en cuanto un tarado de esos con mucha fe pero escasa ciencia descubrió -sin duda leyendo la pecera, lo que, le comunico, es sin duda pecado mortal- y lo contó en su bitácora en la que bajo el paraguas del antidarwinismo lo que vende es la mala baba habitual de los cristofascistas, el mundo e-católico descubrió de repente que este pececillo era ateo entre otras mercedes que le adornan. Y ya saben cómo es esta gente, que rápidamente te amenaza con la excomunión, luego te montan un tribunal inquisitorial y, si pudieran, no solo te suspenden ab homine, a divinis o como sea, sino que te suspenden de un cabo. Colgándote, quiero decir.

No ha sido tanto y mi cuello sigue entero, la cabeza bien colocada encima de los hombros como siempre. Pero me han llamado de «La Mañana» y me han dicho que deben suspender mi colaboración. Suspenderla, ya ven. Que han llamado de la dirección general, que la cosa venía de la confe (no les debe haber gustado aquella vez que recogía la colorista caracterización de un extraterrestre malhablado, aquello de la «sauna de chuloputas» de Plutón BRB Nero, entre otras cosas de este lenguaraz pez) y que aquí paz y después gloria. Que no hay mañana colaboración, así que no podré contar lo del trabajo de Jordi Bascompte sobre el análisis estadístico de las crisis ecológicas, bursátiles, sanitarias y demás. Será en otro momento, no me cabe duda.

Bueno, ahí queda la cosa. A los directores del magazine de «La Mañana» no puedo sino seguirles agradeciendo que depositaran su confianza en mí y lamentar que ellos quizá también hayan confiado demasiado en ese eslogan que habla de una radio donde caben todas las opiniones, la Cope más libre y tal. Va a ser que no.

En cualquier caso, reconozco que mi papel es meramente instrumental en todo esto: simplemente el sector más fiero de la caverna no perdona que la Cope se haya deshecho de sus voceros más destacados, y mientras Federico y los suyos retoman posiciones mediáticas, la guerra está plantada y el asunto es descalificar a la «nueva» Cope. Yo les he venido bien, e imagino que ahora pretenderán exhibir mi cadaver por ahí como una victoria por su parte.

Me parece que no, al menos en lo que a mí respecta sigo como siempre. Eso sí, me pierdo esta nueva actividad de las mañanas de los martes que me obligaba a mantenerme un poco más al día. Tampoco es que ahora haya que ponerse a montar campañas contra la censura en la Cope. Bueno, soy un buen ejemplo de cómo en algunos medios de comunicación se considera que también los trabajadores y colaboradores deben ser de su cuerda. Otros apostamos más por la pluralidad y la diferencia, pero claro, por eso no tenemos medios de comunicacion, ni iglesias ni partidos políticos.

De paso, a quienes tanto les preocupaba mi conversión en plan Saulo de Tarso, esta censura y expulsión del paraíso terrenal radioeléctrico les dejará más tranquilos.

Y, finalmente, me contengo para no hacer chistes, pero conste que dentro de unos días ya los podremos hacer. Porque la cosa no deja de tener su gracia.

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